jueves, 5 de enero de 2012



Me sentí cruda...
No por la simplicidad, ni por la falta de expresión;
si no por lo natural que fuí.
Su estado apacible me dejó floreciendo mis instintos nobles de amarla en cada abrazo,
pero más con cada caricia en su rostro. Sentía su alma caída, apreciando mi compañia.
Ella podía notar mi intención de verla bien.
En el ambiente no se veía más que ojos tristes, pero podía notar el brillo de un guión lleno de esperanza, esperanza roja, sí, así de real cómo la misma sangre.
Sus brazos solo claman a un ser amado que se deje abrigar...
Tiene tanto para dar (se le nota en su respirar).
Vientos de cambio llegaron a sus puertas y ella los dejó pasar. Aprendío y aún lo sigue haciendo. Esa nostalgía que esconde en sus botas anarquistas, se la ganó de vivir y sentir tantas cosas tan rapidamente.
Tan hermosa, ahora comprendo un poco más lo que ES*
y hasta siento que amo sus heridas (las internas y aquellas que le cuelgan cicatrizadas en sus brazos). Todo ese dolor es el que la hace cantar con tanta euforia sus canciones, el que pone formas tristes en los ojos de sus muñecas, aquel dolor que la aleja de lo "normal" aquí, este mundo paralelo a nada, este que tal vez no la merezca, pero la conserva retraída en sus pensamientos suicidas, dramáticos de pélicula, depresivos en busca de algo que NO sea SOLEDAD.
Ella vive en mi y vivirá, así sea solo en recuerdo.
Es un tesoro, es un ser diferente, tan especial...
No sé si sea la única que lo note y lo tenga claro, pero si a de ser así, que halagada soy por su belleza, pués a mi vista prefiero verla a ella que a the kooks en escena.

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