Es
bueno lo que se siente cuando te dan la razón, pero mejor aún es que alguien te
deje callado sin necesidad de preparar su puño o bota y dejar caer ambos
elementos de pelea por mera gravedad o impulso airado sobre tu cara de
porcelana en forma de gónada.
Hoy,
alguien respondió un reclamo exaltado de mi parte con una actitud tan certera y
diplomática, que yo nunca esperé. Yo estaba cometiendo un error. Me quitó las
vendas que traía en mis ojos sin mayor esfuerzo, sabiendo ya sin duda que la
había cagado por pretender saberlo todo para que menos me vieran como la boba
del paseo. Hoy, alguien con su mera actitud me recalcó que juzgar a primera
vista nunca será bueno, sólo te ayudará para que en tu cabeza crezca cada vez
más la basura donde se anidarán todas las cucarachas fértiles de tu historia,
actuando los guiones de un ser imbécil y también para que tu lengua se alimente
de mierda y se comporte como el azote de tu culo, dejándote por el piso, arrastrándote
como una babosa humana en bola, quedando como el pobre mequetrefe que eres.
Esa parte de todo que no sabe de nada.